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#10YearsChallenge o cómo regalar nuestros datos personales más preciados. Por Víctor López

Mientras nos rasgamos las vestiduras ante fallos de seguridad que ponen en jaque la seguridad de nuestros datos personales como Cambridge Analytica de Facebook, nosotros mismos le facilitamos a esta y otras plataformas sociales nuestros datos personales más preciados a través de los desafíos virales aparentemente más divertidos e inofensivos.

Debemos puntualizar llegados a este momento que un dato de carácter personal, según la legislación vigente (artículo 4 del Reglamento de Protección de Datos) es toda aquella información sobre una persona identificada o identificable, entendiendo por tal a toda persona cuya identidad pueda determinarse, directa o indirectamente. Una foto de nuestra cara, por ejemplo.

Salvo aquellas tribus que viven alejadas del mundo digital, todos nos habremos cruzado más de una vez en los últimos días con el hashtag #10YearsChallenge que consiste básicamente en subir a nuestras cuentas de redes sociales una foto de nosotros mismos en 2009 y, junto a ella, una actual. Ha sido el primer reto viral del año y ha empezado con una fuerza inusitada, habiéndose seguido por millones de personas de todos los estratos sociales.

Zuckerberg se frota las manos junto a su equipo, pues este reto divertido les está facilitando mucho a su empresa y otras del sector como Google, Amazon y Microsoft el desarrollo de la tecnología de reconocimiento facial en el que trabajan arduamente desde hace años. En efecto, uno de sus objetivos más fuertes se ha convertido precisamente en entender como envejece una persona determinando perfectamente cuales son sus patrones de envejecimiento de forma automatizada.

Falicitarles este camino y, además, hacerlo gratis y de manera ordenada tras un hashtag creado al efecto, es un regalo que no esperaban y están aprovechando. Normalmente las empresas deben pagar por obtener datos personales que les ayuden a desarrollar su tecnología pero en esta ocasión, al ser los usuarios los que de motu propio les facilitan sus fotografías, no hay contraprestación más allá de la inversión en publicidad subliminal para que caigamos en participar en el reto.

El paso final por parte de estas empresas es vender la tecnología de reconocimiento facial junto a los datos recopilados a los gobiernos del mundo. Sin ir más lejos, esta semana la Unión de Libertades Civiles Americanas (ACLU) en coalición con más de 85 organizaciones defensoras de derechos, han remitido una carta al CEO de Google (Sundar Pichai) pidiendo a la compañía que no venda más tecnología de reconocimiento facial a los gobiernos, pues aunque algunos lo usarán con fines de seguridad, vigilancia y control, otros lo usarán para perseguir opositores en regímenes antidemocráticos.

Estas empresas son las responsables de hacer de un reto a priori divertido, un negocio que terminará cercenando libertades y aumentando el control sobre nuestras vidas, pero nosotros somos sus colaboradores necesarios; sus íntimos aliados. Es por ello que ser conscientes de que con la información que suministramos a empresas privadas, se toman decisiones privadas y actuar en consecuencia, sería el mejor reto que podríamos plantearnos de cara al futuro para poder tomar las mejores decisiones sobre aparentes retos sin peligro en pos del bien común.

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